Las relaciones que se basan en la confianza y el respeto mutuo y que reconocen y honran nuestra interdependencia inherente son la esencia del trabajo de la economía solidaria. Para poder construir una economía radicalmente diferente, debemos poner en práctica una cultura radicalmente diferente en la que nos cuidemos mutuamente tanto en buenos tiempos como en épocas difíciles, sin importar si hay conflictos o desacuerdos. Como organizadores de economía solidaria, nos comprometemos a luchar juntos por la libertad y a aprender a enfrentar el conflicto y los desafíos de manera directa. Esto significa que no excluimos a nadie de nuestras organizaciones o movimientos a menos que ya se hayan agotado todas las demás alternativas. Establecemos límites sanos y no dejamos que el daño se filtre. Ponemos atención a nuestras necesidades colectivas y nos apoyamos mutuamente para seguir siendo fieles a nuestros valores compartidos.
PRÁCTICAS
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